miércoles, 25 de julio de 2007

Tiempos violentos: samurais en guerra III

Finalmente, la tercera y última parte. Recuerden visitar primero las dos entradas previas bajo el mismo título.

La gran batalla de Kawanakajima

Como estaba previsto, a medianoche parten los dos ejércitos del castillo de Kaizu, primero el de Kosaka Masanobu en dirección a la colina de Saijoyama, y un poco más tarde el comandado por Takeda Shingen en dirección a la llanura de Kawanakajima. Pero aunque un ejército de 16000 hombres puede resultar invisible en la noche, no así la columna de humo que ha divisado Kenshin desde su campamento. Efectivamente, desde la posición en lo alto de la colina cercana a la base enemiga, el líder Uesugi había observado humo elevándose del castillo de Kaizu y luego de una inspección más amplia comprobó que el ejército de Shingen se preparaba para la batalla.

Vista de Saijoyama

En color la zona del castillo de Kaizu, en la actual ciudad de Matsushiro, visto desde la cima de Saijoyama


A la derecha se observa el estandarte de Kenshin situado en un sitio conmemorativo en la cima de Saijoyama. El kanji del estandarte se lee "BI", con que comienza Bishamonten, deidad budista de la guerra a la que Kenshin le había consagrado su existencia.



En el mismo lugar se encuentra este monolito conmemorativo como también un santuario shinto.

Kenshin supuso que lo atacarían al amanecer y decidió adelantarse. Abandonó rápidamente el campamento y descendió de la colina por el oeste con 10000 samurais. Aunque el enemigo no podía ver sus movimientos, seguramente podían escuchar los cascos de los caballos y el ruido de las armas, por esa razón hizo envolver cascos y armas con trapos. En total oscuridad y silencio semejante ejército pudo descender de la colina y cruzar el río Chikuma por el vado de Amenomiya. Llegaba a la cita varias horas antes con el tiempo suficiente para organizarse y atacar por sorpresa al anemigo. El ejército adoptó la formación de “rueda giratoria”, formación ofensiva que permitía a las unidades relevarse continuamente, nos podemos imaginar una especie de sierra circular dentada. Una pequeña fuerza se quedó en la retaguardia para frenar el ataque de la fuerza que había ascendido la colina, podemos observar en la imagen debajo el movimiento de las fuerzas, en verde las de Kenshin.

Mientras tanto, el ejército Takeda también había cruzado por otro lugar el río Chikuma y había tomado una formación de ataque. Se había dispuesto en un amplio frente cóncavo, con sus cuadros escalonados. A la vanguardia se habían colocado arqueros y arcabuceros (las armas de fuego habían ingresado recientemente en el país). El cuartel general estaba en el centro, protegido por dos escuadrones de samurais de élite. Shingen pretendía dar cuenta así del despavorido ejército enemigo huyendo en dirección al Zenkoji. Lo iba a atacar por su flanco derecho, ya que el ejército Takeda se encontraba mirando hacia el oeste.

Es de notar que todas estas acciones se realizaron en la completa oscuridad, y en una zona boscosa, en el caso de las operaciones que se realizaron en el Saijoyama. Las distancias recorridas no eran enormes, entre 5 y 10 kilómetros, pero hay que tener en cuenta que no es sencillo mover miles de hombres que no están precisamente portando una simple mochila y vestidos con bermudas y remera. Llevaban caballos, armas pesadas, armadura más pesada aún, para actuar sigilosamente era necesario marchar lentamente.

Estaba comenzando a aclarar, pero cuando estaba por salir el sol una espesa niebla cubrió el escenario de batalla. Era imposible ver más allá de unos cuantos metros. El ejército Takeda estaba confiado en que no faltaba mucho para oir el ruido del ejército enemigo huyendo. Pero de repente, comenzaron a escuchar un rumor sordo que provenía del oeste, envuelto por la bruma. El rumor fue creciendo en intensidad y el gato se dio cuenta de que era en realidad el ratón: estaban siendo atacados por un ejército perfectamente organizado. La vanguardia del ejército Takeda, al mando de Takeda Nobushige (hermano de Shingen) recibe el primer ataque, no llega a rechazarlo del todo cuando ya una segunda oleada, otro diente de la “rueda giratoria” con tropas frescas le cae nuevamente encima. Así la vanguardia es aniquilada, incluyendo a Nobushige que muere en feroz combate cuerpo a cuerpo.

Disposición de las fuerzas en el campo de batalla

El autor del plan Takeda no encontraba consuelo al ver que era responsable de la destrucción que estaba sufriendo su ejército. Aunque tenía 70 años, y para paliar su dolor, tomó una lanza y cargó sólo contra el enemigo. En la lucha feroz que encaró se dice que recibió varios balazos y heridas de espada. Así herido, se retiró a una colina cercana y cometió seppuku, el suicidio ritual. Al menos había recuperado el honor. A la derecha y debajo podemos ver algunas escenas y pinturas de la batalla.


En la maqueta arriba se puede observar la disposición de las fuerzas al momento del encontronazo. Las fuerzas celestes corresponden al ejército de Kenshin. Una fuerza menor ha quedado cubriendo la retaguardia, mientras que parte del ejército Takeda avanza por las colinas de Saijoyama.

Takeda Shingen (ver derecha) no hacía más que mandar mensajeros a los distintos cuerpos para mantener medianamente organizado el ejército. En esa tarea frenética se encontraba cuando la vanguardia Uesugi cae sobre los escuadrones de élite que protegían el cuartel general. No tardaron en abrirse paso, de improvisto, casi al mismo tiempo en que Shingen ve como cae herido su hijo Yoshinobu, un samurai a caballo se encamina rápidamente para atacarlo, incapaz de poder desenvainar tan rápidamente su espada, lo único que puede hacer es defenderse con lo que tenía a mano: su gumbai uchiwa, que no era más que un abanico metálico usado por los generales para dar órdenes.



El samurai atacante asesta 10 golpes al general Takeda, afortunadamente tres los desvió la armadura y el resto los paró con el abanico. Todo esto pasó en contados segundos, al ver la situación varios generales cercanos se interpusieron entre su señor y el atacante, alejándolo del lugar. El samurai atacante resultó ser el mismo Uesugi Kenshin. Abajo podemos ver las esculturas que inmortalizan ese momento.

El video muestra algunas imágenes de un film de 1988 sobre Takeda Shingen. Está en japonés pero muestra sintéticamente el desarrollo de la batalla, desde la elaboración de la estrategia por parte de Kenshin hasta el final donde hay una escena teatral del encuentro mítico entre ambos generales.


Asi prosiguió la batalla, inclinándose claramente a favor de Kenshin, el ejército Takeda iba perdiendo terreno, sus generales y líderes caían uno tras otro. Pero una luz había en el horizonte. En Saijoyama, Masanobu y el resto del ejército Takeda se dieron cuenta que estaban atacando a un ejército ausente. El general se dió inmediatamente cuenta del asunto y bajó apresuradamente la colina (pintura de la derecha), tras los pasos del enemigo y principalmente para socorrer a Shingen y el resto del ejército. Se encontraba en ese momento a 10 km del lugar de la batalla. Al querer cruzar el río Chikuma, se enfrentó con la retaguardia dejada por Kenshin para frenar justamente el avance de Masanobu. Era un grupo de 3000 samurais al mando de Amasaku Omi. Así se produjo el episodio más encarnizado de toda la batalla, el ejército Takeda luchando con el deseo en mente de socorrer a sus compañeros, el grupo liderado por Amasaku Omi peleando con el fin de no dejar al descubierto al ejército completo. Lucharon hasta el último hombre, el número superior de los Takeda fue determinante, tras cruzar el río formaron en orden de batalla y avanzaron hasta el escenario de la batalla principal.

Finalmente se estaba llevando a cabo el plan pájaro carpintero, aunque su autor se hubiera suicidado. El ejército Uesugi estaba ahora bajo dos ejércitos (ver maqueta derecha). El entusiasmo se apoderó de las tropas Takeda, tanto de los que venían a salvar la situación como de los que hasta ese momento suponían una derrota segura. Las cuestiones emocionales son en estos escenarios determinantes, el ánimo Takeda creció cuando pudieron recuperar la cabeza del hermano de Shingen, que habíamos nombrado más arriba. El obtener cabezas de los generales enemigos era un preciado trofeo para un samurai. Una situación similar podemos ver en la Illiada, cuando continuamente se narran las peleas por hacerse del cuerpo de los guerreros caídos, esa era la peor cosa que se le podía hacer a alguien, no darle el funeral adecuado, el caso del cuerpo de Héctor tomado por Aquiles es el más conocido.

Ya era mediodía, y lo que parecía una segura derrota se había transformado en victoria, los guerreros Takeda habían “recolectado” 3000 cabezas enemigas. Uesugi Kenshin pudo retirarse con lo que quedó del ejército al templo fortificado del Zenkoji. El ejército Takeda había recibido duras bajas, no pudo evitar la retirada del contrario. Las pérdidas humanas fueron enormes para ambos bandos, cada uno perdió más de la mitad de su ejército, cuando lo “normal” era que se perdiera un 10 %, aunque es superficial reducir a estadísticas tales dramas. Se estima que casi 20000 hombres dejaron su vida en la gran batalla.



Este montículo, llamado formalmente Kabanetsuka, fue uno de los que levantó el señor del castillo de Kaizu, Kousaka Danjo. Después de la batalla el mandó reunir los cuerpos de los miles de caídos de cada bando y con gran respeto fueron enterrados bajo varios montículos, de los cuales sobreviven un par en la zona. Kenshin se conmovió por el gesto y le mandó en retribución un cargamento de sal al campamento Takeda, ya que sufría por su falta.

Consecuencias

Con tamañas pérdidas, nadie puede hablar de victoria. El largo enfrentamiento entre ambos señores de la guerra tuvo un episodio más en 1564, cuando volvieron a producirse una serie de escaramuzas. La deseada conquista de Eichigo jamás ocurrió, mientras ambos contendientes se desgastaron en esta serie de enfrentamientos que ocupó una década, otro señor de la guerra, Oda Nobunaga, podía lograr la expansión que Kenshin y Shingen habían dejado de lado. Tarde o temprano Shingen tuvo que enfrentarse con Nobunaga. En 1572 logró una victoria no decisiva contra Nobunaga y su aliado Ieyasu, pero el año siguiente, en una posterior campaña, cayó enfermo y murió en el campamento. Tenía 51 años. Se dice que Kenshin lloró la muerte de su antiguo enemigo. Con su sucesor el clan Takeda encontraría la destrucción definitiva, fueron aplastados por el ejército de Nobunaga poco después. En cuanto al clan Uesugi, Kenshin se dedicó a luchar en el oeste por unos años más contra Nobunaga, pero murió enfermo en 1578 sin logar contrarrestar la fuerza del nuevo clan predominante. Sus hijos se sumieron en luchas internas por la sucesión, el resultado de tamaño desgaste fue que el nuevo señor del clan Uesugi se convirtió en vasallo del nuevo líder y fundador de una nueva era para Japón: Toyotomi Hideyoshi.



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