Hola a todos y todas! Les informamos que mañana (28 de julio) emprendemos un largo viaje, vamos a comenzar por Tokyo, luego vía Bangkok (Thailandia) estaremos en Nepal por dos semanas. Después iremos unos días a India, a visitar Varanasi y Khajuraho, volviendo nuevamente vía Thailandia y arribando a Tokyo el 23 de agosto. Durante todo ese tiempo el blog se encontrará descansando, pero los invitamos a leer las entradas y a escribir comentarios en las mismas, así entablamos un diálogo entre todos y todas. Hasta agosto entonces!
Finalmente, la tercera y última parte. Recuerden visitar primero las dos entradas previas bajo el mismo título.
La gran batalla de Kawanakajima
Como estaba previsto, a medianoche parten los dos ejércitos del castillo de Kaizu, primero el de Kosaka Masanobu en dirección a la colina de Saijoyama, y un poco más tarde el comandado por Takeda Shingen en dirección a la llanura de Kawanakajima. Pero aunque un ejército de 16000 hombres puede resultar invisible en la noche, no así la columna de humo que ha divisado Kenshin desde su campamento. Efectivamente, desde la posición en lo alto de la colina cercana a la base enemiga, el líder Uesugi había observado humo elevándose del castillo de Kaizu y luego de una inspección más amplia comprobó que el ejército de Shingen se preparaba para la batalla.
Vista de Saijoyama
En color la zona del castillo de Kaizu, en la actual ciudad de Matsushiro, visto desde la cima de Saijoyama
A la derecha se observa el estandarte de Kenshin situado en un sitio conmemorativo en lacima de Saijoyama. El kanji del estandarte se lee "BI", con que comienza Bishamonten, deidad budista de la guerra a la que Kenshin le había consagrado su existencia.
En el mismo lugar se encuentra este monolito conmemorativo como también un santuario shinto.
Kenshin supuso que lo atacarían al amanecer y decidió adelantarse. Abandonó rápidamente el campamento y descendió de la colina por el oeste con 10000 samurais. Aunque el enemigo no podía ver sus movimientos, seguramente podían escuchar los cascos de los caballos y el ruido de las armas, por esa razón hizo envolver cascos y armas con trapos. En total oscuridad y silencio semejante ejército pudo descender de la colina y cruzar el río Chikuma por el vado de Amenomiya. Llegaba a la cita varias horas antes con el tiempo suficiente para organizarse y atacar por sorpresa al anemigo. El ejército adoptó la formación de “rueda giratoria”, formación ofensiva que permitía a las unidades relevarse continuamente, nos podemos imaginar una especie de sierra circular dentada. Una pequeña fuerza se quedó en la retaguardia para frenar el ataque de la fuerza que había ascendido la colina, podemos observar en la imagen debajo el movimiento de las fuerzas, en verde las de Kenshin.
Mientras tanto, el ejército Takeda también había cruzado por otro lugar el río Chikuma y había tomado una formación de ataque. Se había dispuesto en un amplio frente cóncavo, con sus cuadros escalonados. A la vanguardia se habían colocado arqueros y arcabuceros (las armas de fuego habían ingresado recientemente en el país). El cuartel general estaba en el centro, protegido por dos escuadrones de samurais de élite. Shingen pretendía dar cuenta así del despavorido ejército enemigo huyendo en dirección al Zenkoji. Lo iba a atacar por su flanco derecho, ya que el ejército Takeda se encontraba mirando hacia el oeste.
Es de notar que todas estas acciones se realizaron en la completa oscuridad, y en una zona boscosa, en el caso de las operaciones que se realizaron en el Saijoyama. Las distancias recorridas no eran enormes, entre 5 y 10 kilómetros, pero hay que tener en cuenta que no es sencillo mover miles de hombres que no están precisamente portando una simple mochila y vestidos con bermudas y remera. Llevaban caballos, armas pesadas, armadura más pesada aún, para actuar sigilosamente era necesario marchar lentamente.
Estaba comenzando a aclarar, pero cuando estaba por salir el sol una espesa niebla cubrió el escenario de batalla. Era imposible ver más allá de unos cuantos metros. El ejército Takeda estaba confiado en que no faltaba mucho para oir el ruido del ejército enemigo huyendo. Pero de repente, comenzaron a escuchar un rumor sordo que provenía del oeste, envuelto por la bruma. El rumor fue creciendo en intensidad y el gato se dio cuenta de que era en realidad el ratón: estaban siendo atacados por un ejército perfectamente organizado. La vanguardia del ejército Takeda, al mando de Takeda Nobushige (hermano de Shingen) recibe el primer ataque, no llega a rechazarlo del todo cuando ya una segunda oleada, otro diente de la “rueda giratoria” con tropas frescas le cae nuevamente encima. Así la vanguardia es aniquilada, incluyendo a Nobushige que muere en feroz combate cuerpo a cuerpo.
Disposición de las fuerzas en el campo de batalla
El autor del plan Takeda no encontraba consuelo al ver que era responsable de la destrucción que estaba sufriendo su ejército. Aunque tenía 70 años, y para paliar su dolor, tomó una lanza y cargó sólo contra el enemigo. En la lucha feroz que encaró se dice que recibió varios balazos y heridas de espada. Así herido, se retiró a una colina cercana y cometió seppuku, el suicidio ritual. Al menos había recuperado el honor. A la derecha y debajo podemos ver algunas escenas y pinturas de la batalla.
En la maqueta arriba se puede observar la disposición de las fuerzas al momento del encontronazo. Las fuerzas celestes corresponden al ejército de Kenshin. Una fuerza menor ha quedado cubriendo la retaguardia, mientras que parte del ejército Takeda avanza por las colinas de Saijoyama.
Takeda Shingen (ver derecha) no hacía más que mandar mensajeros a los distintos cuerpos para mantener medianamente organizado el ejército. En esa tarea frenética se encontraba cuando la vanguardia Uesugi cae sobre los escuadrones de élite que protegían el cuartel general. No tardaron en abrirse paso, de improvisto, casi al mismo tiempo en que Shingen ve como cae herido su hijo Yoshinobu, un samurai a caballo se encamina rápidamente para atacarlo, incapaz de poder desenvainar tan rápidamente su espada, lo único que puede hacer es defenderse con lo que tenía a mano: su gumbai uchiwa, que no era más que un abanico metálico usado por los generales para dar órdenes.
El samurai atacante asesta 10 golpes al general Takeda, afortunadamente tres los desvió la armadura y el resto los paró con el abanico. Todo esto pasó en contados segundos, al ver la situación varios generales cercanos se interpusieron entre su señor y el atacante, alejándolo del lugar. El samurai atacante resultó ser el mismo Uesugi Kenshin. Abajo podemos ver las esculturas que inmortalizan ese momento.
El video muestra algunas imágenes de un film de 1988 sobre Takeda Shingen. Está en japonés pero muestra sintéticamente el desarrollo de la batalla, desde la elaboración de la estrategia por parte de Kenshin hasta el final donde hay una escena teatral del encuentro mítico entre ambos generales.
Asi prosiguió la batalla, inclinándose claramente a favor de Kenshin, el ejército Takeda iba perdiendo terreno, sus generales y líderes caían uno tras otro. Pero una luz había en el horizonte. En Saijoyama, Masanobu y el resto del ejército Takeda se dieron cuenta que estaban atacando a un ejército ausente. El general se dió inmediatamente cuenta del asunto y bajó apresuradamente la colina (pintura de la derecha), tras los pasos del enemigo y principalmente para socorrer a Shingen y el resto del ejército. Se encontraba en ese momento a 10 km del lugar de la batalla. Al querer cruzar el río Chikuma, se enfrentó con la retaguardia dejada por Kenshin para frenar justamente el avance de Masanobu. Era un grupo de 3000 samurais al mando de Amasaku Omi. Así se produjo el episodio más encarnizado de toda la batalla, el ejército Takeda luchando con el deseo en mente de socorrer a sus compañeros, el grupo liderado por Amasaku Omi peleando con el fin de no dejar al descubierto al ejército completo. Lucharon hasta el último hombre, el número superior de los Takeda fue determinante, tras cruzar el río formaron en orden de batalla y avanzaron hasta el escenario de la batalla principal.
Finalmente se estaba llevando a cabo el plan pájaro carpintero, aunque su autor se hubiera suicidado. El ejército Uesugi estaba ahora bajo dos ejércitos (ver maqueta derecha). El entusiasmo se apoderó de las tropas Takeda, tanto de los que venían a salvar la situación como de los que hasta ese momento suponían una derrota segura. Las cuestiones emocionales son en estos escenarios determinantes, el ánimo Takeda creció cuando pudieron recuperar la cabeza del hermano de Shingen, que habíamos nombrado más arriba. El obtener cabezas de los generales enemigos era un preciado trofeo para un samurai. Una situación similar podemos ver en la Illiada, cuando continuamente se narran las peleas por hacerse del cuerpo de los guerreros caídos, esa era la peor cosa que se le podía hacer a alguien, no darle el funeral adecuado, el caso del cuerpo de Héctor tomado por Aquiles es el más conocido.
Ya era mediodía, y lo que parecía una segura derrota se había transformado en victoria, los guerreros Takeda habían “recolectado” 3000 cabezas enemigas. Uesugi Kenshin pudo retirarse con lo que quedó del ejército al templo fortificado del Zenkoji. El ejército Takeda había recibido duras bajas, no pudo evitar la retirada del contrario. Las pérdidas humanas fueron enormes para ambos bandos, cada uno perdió más de la mitad de su ejército, cuando lo “normal” era que se perdiera un 10 %, aunque es superficial reducir a estadísticas tales dramas. Se estima que casi 20000 hombres dejaron su vida en la gran batalla.
Este montículo, llamado formalmente Kabanetsuka, fue uno de los que levantó el señor del castillo de Kaizu, Kousaka Danjo. Después de la batalla el mandó reunir los cuerpos de los miles de caídos de cada bando y con gran respeto fueron enterrados bajo varios montículos, de los cuales sobreviven un par en la zona. Kenshin se conmovió por el gesto y le mandó en retribución un cargamento de sal al campamento Takeda, ya que sufría por su falta.
Consecuencias
Con tamañas pérdidas, nadie puede hablar de victoria. El largo enfrentamiento entre ambos señores de la guerra tuvo un episodio más en 1564, cuando volvieron a producirse una serie de escaramuzas. La deseada conquista de Eichigo jamás ocurrió, mientras ambos contendientes se desgastaron en esta serie de enfrentamientos que ocupó una década, otro señor de la guerra, Oda Nobunaga, podía lograr la expansión que Kenshin y Shingen habían dejado de lado. Tarde o temprano Shingen tuvo que enfrentarse con Nobunaga. En 1572 logró una victoria no decisiva contra Nobunaga y su aliado Ieyasu, pero el año siguiente, en una posterior campaña, cayó enfermo y murió en el campamento. Tenía 51 años. Se dice que Kenshin lloró la muerte de su antiguo enemigo. Con su sucesor el clan Takeda encontraría la destrucción definitiva, fueron aplastados por el ejército de Nobunaga poco después. En cuanto al clan Uesugi, Kenshin se dedicó a luchar en el oeste por unos años más contra Nobunaga, pero murió enfermo en 1578 sin logar contrarrestar la fuerza del nuevo clan predominante. Sus hijos se sumieron en luchas internas por la sucesión, el resultado de tamaño desgaste fue que el nuevo señor del clan Uesugi se convirtió en vasallo del nuevo líder y fundador de una nueva era para Japón: Toyotomi Hideyoshi.
Como lo habíamos anunciado en la entrada Tiempos violentos: samurais en guerra aquí relataremos con detalle como se desarrolló una de las batallas más importantes de la historia medieval japonesa. Para conocer el contexto histórico les recomendamos que lean antes la entrada que mencionamos, el siguiente relato está escrito puramente como una crónica bélica.
La llanura de Kawanakajima era el único acceso para pasar desde Shinano (hoy prefectura de Nagano) a Eichigo, el dominio de Uesugi Kenshin. Además era un lugar propicio para el enfrentamiento de grandes ejércitos, espacio no abundante en la montañosa geografía japonesa. Kawanakajima significa “isla entre dos ríos”, ya que la zona de la batalla es la comprendida entre el río Sai (arriba derecha), que pasa a escasos 400 metros de donde estoy escribiendo, y el río Chikuma.
Río Chikuma
Sabemos de los acontecimientos de la batalla principalmente por una crónica escrita en estilo épico por un general de Takeda Shingen: Kosaka Danjo Masanobu.
En las pseudos batallas de los años 1553, 1555 y 1557 ambos ejércitos no habían librado más que pequeñas escaramuzas, no logrando ninguna ventaja táctica que les permitiera causar un serio daño al bando contrario. Pero para Kenshin la cuarta era la vencida, por eso a mediados del verano de 1561 dejó su castillo de Kasugayama, en la actual Joetsu, la capital de Niigata (la prefectura afectada por el último terremoto).
Castillo de Kasugayama, (arriba derecha y arriba centro)
Al frente de 18000 hombres penetró en la llanura de Kawanakajima en dirección hacia el castillo de Kaizu, una posición avanzada de Shingen. Hoy se le conoce como castillo de Matsushiro (foto de la derecha) y ha sido reconstruido en parte. Quizás le dediquemos alguna entrada en el futuro. Desde allí se controlaba el paso hacia el sur, por lo que Shingen no podía darse el lujo de perder ese punto estratégico.
Kenshin deja la cuarta parte de sus tropas en el entonces monasterio fortificado de Zenkoji, en la ciudad de Nagano. El edificio actual del templo (foto de la derecha) tiene 300 años, desconocemos cual sería su aspecto en esa época. Con el resto de su ejército avanza entonces hacia la colina Saijoyama, al oeste del castillo de Kaizu. Este estaba defendido por el autor de la crónica que mencionamos arriba y por apenas 150 samurais. Masanobu le avisa a Shingen por medio de señales de fuego entre los diferentes castillos, que se encontraba en Kofu, a 150 km de allí. Era lo que quería Kenshin, atraer la atención de su enemigo, no le interesaba demasiado tomar el castillo de Kaizu. En las maquetas siguientes podrán observar los desplazamientos. En la de abajo pueden observar en la parte superior el Zenkoji, El río que cruza horizontalmente la imagen en el centro es el Sai, el Chikuma se muestra en diagonal. Abajo en el centro se observa el castillo de Kaizu, mientras que las luces celestes marcan el desplazamiento del ejército de Kenshin hasta llegar a la colina de Saijoyama.
Shingen reúne rápidamente un ejército de 16000 hombres y se dirige al área del conflicto a marcha forzada. Pero no nos engañemos, los tiempos no son los modernos, tardó 3 semanas en desplazarse. Cuando llega a la zona, avanza cautelosamente por la margen izquierda del río Chikuma, y acampa en las cercanías del vado de Amenomiya. Del otro lado del río, en la colina de Saijoyama estaba el ejército enemigo. Todo seguía como en los anteriores enfrentamientos, ambos ejércitos se observaron mutuamente durante días, mientras pensaban una estrategia para tomar por sorpresa al enemigo, única forma de poder lograr una victoria al ser los ejércitos similares en número. Debajo se ve la llegada del ejército al escenario de la batalla.
El siguiente capítulo lo escribe el ejército Takeda, al cual se le habían agregado en esos días 4000 hombres. Cruza el vado y se dirige al castillo de Kaizu (abajo). Kenshin es incapaz de impedir la marcha.
Reconstrucción ideal del castillo de Kaizu
El plan
Tras los muros del castillo, el ejército Takeda se prepara para llevar a cabo el plan Kitsuki no tempo, o pájaro carpintero. El mejor general del ejército, Yamamoto Kansuke Haruyuki lo había preparado. Hay que tener en cuenta que el arte de la guerra estaba bastante desarrollado, y que los ejércitos que se enfrentaban en esta ocasión eran de los mayores y mejores, los más organizados y experimentados. Shingen tenía un estado mayor compuesto de 24 generales, entre los mismos estaban parientes, viejos generales de su padre e incluso antiguos enemigos convertidos ahora en vasallos. Kenshin tenía 28 generales, algunos parientes y otros aliados que recibían un trato igual al de su familia.
El plan pájaro carpintero consistía en lo siguiente: por una parte Masanobu con 8000 hombres ascendería por la ladera norte de la colina de Saijoyama durante la noche atacando por sorpresa y por la espalda al ejército de Kenshin. Por otro lado, un ejército similar al mando de Shingen cruzaría el río Chikuma y esperaría del otro lado del vado de Amenomiya al desorganizado ejército de Kenshin batiéndose en retirada ante el ataque de Masanobu, esa era la única forma de escapar del mismo. Así, abrumados por el ataque por la retaguardia y topándose con un ejército perfectamente organizado inmediatamente después de cruzar el río, el ejército del clan Uesugi sería seguramente aniquilado.
Todo estaba preparado para el gran desenlace, en la noche del 9 de septiembre ambos ejércitos ignoraban que estaban al borde de entrar para siempre en la historia.
Continuará en la próxima entrada.
La foto del Castillo de Kasugayama fue extraida del sitio: library.thinkquest.org. Las demás fueron tomadas por los autores de este blog, no se puede hacer uso comercial de las mismas. Se pueden reproducir aclarando la autoría, si no lo hacen se convertirán automáticamente en malas personas y un mal destino los espera. La maqueta animada fotografiada pertenece a la exhibición actual del Museo de la municipalidad de Nagano, situado en el mismo lugar donde se realizó la famosa batalla.
A veces se convierten en realidad cosas que uno ni siquiera se hubiera atrevido a desear. Ese fue el caso de mi encuentro con la maestra Yoda, quien se entusiasmo mucho cuando, ante su pregunta, le respondí que me gustaría aprender algo de teatro Noh. Fue todo muy casual (léase causal), yo estaba asistiendo a las clases de kimono de Laura y jugaba el papel de fotógrafo, para dejar un registro de las clases. Es útil, casi indispensable poder ver una foto para recordar principalmente los diferentes pasos de los moños.
Cuando llegue, vi a una señora menuda que se estaba sacando la hakama, el hábito que se colocan como una pollera plegada los actores de Noh. Como me vió que estaba ahí de testigo de las clases se acercó y me preguntó si quería aprender Noh. No sólo resultó ser una entusiasta practicante y maestra de Noh sino que al final de la clase quedé sorprendido al leer su tarjeta personal: Yoda Akiko, por fin había encontrado a la maestra jedi Yoda! El diseño de los trajes jedi estaba inspirado en la vestimenta tradicional japonesa, y seguramente George Lucas también pudo tomar el nombre del maestro Yoda de ese apellido japonés. La maestra Yoda
Así que, vuelta a ponerse la hakama y empezó la clase. Ella no hablaba una palabra de inglés siquiera, pero siguiendo sus pasos fui aprendiendo. Lo gracioso fue que tomé esa clase, luego otra la semana siguiente, al final de la cual me invitó a participar de una presentación que se hacia en el ámbito de una especie de miniconvencion de practicantes del Noh. Así que ahí estuve, tuve mi debut temprano, disfrutamos de varias horas de Noh, me puede vestir con el atuendo tradicional y quedamos en seguir aprendiendo después de las vacaciones (agosto). La sección que representé pertenece a la obra Tsurukame, lo único que pude averiguar es que significa grulla y tortuga, dos animales relacionados con la inmortalidad y la bienaventuranza. Además que la obra pertenece al tipo de obras donde el personaje principal, actúa como un ser humano pero luego, utilizando una máscara y vistiendo otro traje, revela su verdadera naturaleza de ser divino.
Me atrae mucho ese aspecto solemne y profundo del teatro tradicional. No es precisamente lo que entendemos por teatro en Occidente, donde se privilegia la mayor expresividad, espontaneidad y movimiento del cuerpo. Aquí todo lo contrario, todo esta sumamente previsto y controlado, las obras de Noh que se presentan actualmente han permanecido prácticamente sin cambios en los últimos 500 años. Al mismo tiempo, dentro de todo ese control, hay una profunda expresión, es difícil de explicar, los actores dentro de esos estrictos limites pueden interpretar con un particular estilo su papel, e incluso pueden tras una mascara rígida expresar emociones contrarias, como lo hacen, no lo se.
Aqui se observa claramente la hakama
Otro aspecto importante del Noh es la forma de recitado, los cantantes experimentados sacan el sonido desde el estómago, dándole un sonido muy particular y vibratorio a las palabras. El sonido tiene un efecto profundo sobre las personas y el ambiente. Pueden escuchar algo en los videos que siguen:
La escenografía es completamente austera, el escenario tradicional tiene 6 x 6 metros, y detrás se coloca como fondo una imagen de un árbol. Aparentemente representa el lugar donde el kami o la deidad se revelaba, a los pies de un viejo árbol de ramas retorcidas. Como les decía, el Noh viene de la época medieval, y procede del ámbito religioso, su forma proviene de las danzas rituales que se efectuaban en los templos y santuarios, su contenido de las escrituras budistas cruzadas con la mitología y el folclore japonés. El teatro occidental, desde sus orígenes griegos (e incluso nos podemos remontar a Egipto), también deriva de representaciones religiosas que luego se secularizaron. El teatro medieval europeo comenzó en la puerta de las iglesias, los actuales pesebres vivientes son una muestra de ese tipo de representaciones donde se reactualiza un hecho de profundo significado religioso, pero sigamos hablando del Noh. El Noh esta relacionado directamente con el ámbito aristocrático, evolucionó de diversas artes populares y aristocráticas como la acrobacia, el malabarismo, la prestidigitación y la pantomima. Precisamente la configuración actual se atribuye a Kiyotsugu Kanami (1333-1384) y principalmente a su hijo, Motokiyo Zeami (1363-1443). Kanami fue patrocinado desde los 20 años por el futuro Shogun Yoshimitsu Ashikaga (1358-1408). El integró por un lado las cuatro artes mencionadas o Sarugaku, desarrolladas en la corte a partir de la importación de China, y el Dengaku, que era un conjunto de rituales y danzas que se practicaban con fines practico-religiosos, como augurar buenas cosechas o apaciguar los espíritus malignos. Eran bien conocidas en las provincias, en el ámbito del sincretismo entre budismo y shintoismo. El resultado de la fusión fue un arte muy refinado, adaptado al gusto aristocrático.
Su hijo Zeami tuvo un papel mayor en el desarrollo del Noh actual. Cuando tenía apenas 8 años actuó para el shogun, le causó tan buena impresión que se convirtió en su mecenas. Así pudo educarse en el seno de la corte, desarrollándose con el tiempo no sólo como actor sino también como escritor de obras (se piensa que tomó y mejoró obras de su padre), de tratados de estética y de instrucción para los actores. Su libro más famoso, Fushikaden, Transmisión de la flor y el estilo, escrito en 1423 salió al público recién en 1905, ya que se había mantenido en secreto por una antigua familia de actores. El impuso en cuanto a estilo lo que se denomina yugen o “elegancia tranquila”, ese movimiento profundo y solemne que nombrábamos al principio. La ventaja de haber sido soportado por el shogun Yoshimitsu Ashikaga escondía su debilidad, a la muerte de éste, el shogun que lo sucedió prefirió favorecer las formas anteriores de teatro y, sumado a las intrigas de sus actores rivales, Zeami terminó exiliado en una isla del mar interior, al sur de la capital. La desgracia de Zeami fue beneficiosa para los que continuaron su arte, ya que durante el exilio (que duró hasta su muerte parece) escribió muchos de sus textos estéticos y críticos.
En cuanto al Noh, gozó de los favores del shogunado mientras duró, cuando comienza la era Meiji corrió serio peligro de desaparecer, pero recuperó su fuerza hacia 1912 y, tras las dificultades de la segunda guerra mundial, luchó para sobrevivir hasta nuestros días. En el 2001 se inscribió en la lista de patrimonio mundial intangible de la UNESCO.
Una cosa a tener en cuenta es que en su origen el Noh era practicado sólo por hombres, por tal razón los registros de las voces son bastante graves y resulta dificultoso a una mujer poder cantar adecuadamente. Más adelante volveremos a tratar este tema, cuando retome las clases con la maestra Yoda. Que la fuerza los acompañe.
Como les contamos en la entrada Crónica de una peregrinación anunciada, subimos al Fujisan el 9 de julio y bajamos al día siguiente. Antes de ir una persona de aquí nos había transmitido un dicho popular que reza así: “Si no has subido nunca al Fuji eres un tonto, si lo has hecho dos veces también”. Por eso se nos ocurrió dar una serie de consejos prácticos para los que quieren acometer la empresa y para minimizar la dosis de dolor y sufrimiento que les pueda tocar. Hemos leído algunos blogs donde los autores expresan su decepción por lo que encontraron allí arriba. No es nuestro caso, nos cansamos eso sí, pero fue en general una bonita experiencia. Lo mejor es no llevar equipo de más, y eso incluye dejar de lado cualquier expectativa o idealización del Fuji: no es lo mismo verlo de lejos, con unos cerezos en flor en primer plano o reflejando su silueta en el lago, que subir al volcán en verano cuando prácticamente no hay nieve y muestra su oscuro cuerpo con notas rojizas. Pero bien, aquí vamos:
Cómo llegar:
Nosotros fuimos desde Tokio, reservamos por Internet el pasaje en bus que sale de la estación de Shinjuku y te deja directamente en la 5° estación, a 2400 metros de altura. La reserva de los pasajes se hace en el sitio highwaybus.com, cuesta 2600 yenes cada tramo, le pedimos ayuda a una amiga japonesa ya que el sitio está en japonés y por mail llega la confirmación, luego hay que pagarlos en un Convenience Store (los negocios que están abiertos generalmente las 24 horas, como Seven Eleven, Lawson, etc.). Hay 6 salidas diarias.
Eso tiene dos ventajas y dos desventajas: la ventaja de llegar directa y cómodamente a la 5° estación, ya que subir desde la base demanda mucho más tiempo y mas esfuerzo, y la desventaja de no poder ver el Fuji desde lejos (como lo vemos en fotos), y de no disfrutar de la parte con mayor vegetación del sendero. De todas formas, si es un día nublado no se va a ver nada. Es bueno planear la ascensión cuando tenemos cierta idea del pronóstico. También se puede tomar un colectivo desde la base del monte hasta la 5°estación. Cuesta 1500 cada tramo o 2000 yenes subir y bajar. Si hay que elegir una de dos, obviamente es la subida. Para consultar otras formas de llegar a la base pueden consultar los enlaces al final de la entrada.
Ropa y equipo:
Si hay algo seguro en el clima es su inestabilidad, por lo tanto hay que tener un equipo completo para todos los pronósticos posibles.
Ropa impermeable: nosotros llevamos unos pilotos con capucha pero nos mojamos igual la parte de abajo. Zapatillas o botas Waterproof.
Remeras, campera, buzo, si en la base uno disfruta de una temperatura agradable de 25° cuando esté arriba va a sufrir una temperatura de 5°.
Sombrero, para el sol, e impermeable si no tenemos capucha.
Guantes
Bastón para escalar, si lo desean, nosotros no llevamos
Lentes para el sol
Mochila impermeable es mejor
Comida si no van a pernoctar o si no reservan alojamiento con comida. También algún alimento calórico como chocolate o barras de cereal.
Mucha gente opta por comenzar a subir por la noche, en ese caso una linterna o una luz tipo minero sería lo más aconsejable. De todos modos puede hacer falta una pequeña linterna para el alojamiento.
Cámara fotográfica
Oxígeno portátil, en algunos casos puede ser imprescindible, nosotros no llevamos pero les puedo asegurar que se siente la falta de oxígeno.
Reloj
Si consumen, aspirinas o algún medicamento para los mareos producidos por la altura.
Si es un hermoso día despejado, llevar un hermoso protector solar, para no incendiarse.
Toda el agua que puedan, no hay, por lo menos a partir de la 5° estación, ningún afluente de agua natural, por lo que habrá que pagar 150 yenes por medio litro en la 5°, 300 en la séptima y de ahí en más 400. Es probable que se requiera de 1 a 2 litros para el trayecto.
Yenes, depende de los gustos de cada uno, pero hay gente por ejemplo que le gusta comprar una vara de madera en la 5° a 1000 yenes que en cada estación del ascenso, le colocan un sello con fuego de cada albergue al módico precio de 200 yenes. No cuenten conmigo, gastar eso y además transportar la vara gratis hasta arriba, bajarla y luego transportarla en nuestro caso que volvemos a nuestro país. Es un artefacto un poco grande para que entre en la valija, como un palo de escoba. Además en el torii anterior al de la cima se acostumbra dejar alguna moneda para pedir algún deseo, se pueden ver monedas de todos los tamaños desperdigadas en el suelo (ojo, no vale la pena hacer semejante austeridad religiosa para ganarse un mal karma por unas monedas)
Ascenso: El camino está muy bien señalizado, es imposible perderse. Los tiempos de ascenso estándar son los siguientes:
5° a 6°: 45 minutos
6° a 7°: 60 minutos
7° a 8°: 80 minutos
8° a 8,5°: 80 minutos
8,5° a la cima: 80 minutos
En nuestro caso, personas de mediana edad, peso medio, que practicamos el sendero medio, jeje, tardamos 4 horas y media desde la 5° hasta la 8,5° con descanso para merendar, etc., y luego 80 minutos hasta la cima, ya en situaciones adversas. Subir desde la base toma entre 8 y 10 horas.
Alojamiento:
Elegimos un albergue en la estación 8,5 por la sencilla razón de que a partir de allí nos quedaba un corto trecho para la cima. Además el albergue elegido, el Tomoekan Hashigome (o sea Tomoekan de la 8° estación porque hay otro en la 7° y se llama Nanagome Tomoekan, no se confundan) tiene un sitio en Internet y se puede hacer una reserva vía fax. Te contestan por mail en un par de días. Las tarifas por lo que vimos son todas iguales en todo el Fuji: 5250 sin comidas, 6300 con desayuno y 7350 con cena o almuerzo. Generalmente uno llega a la hora de la cena, al otro día se levanta a la madrugada para ver el amanecer en la cima y al regreso vuelve al albergue para desayunar o para buscar allí lo que ha dejado de equipo. En los albergues también venden además de bebidas algunas comidas envasadas (un platito de soba (fideos) a 600 yenes por ejemplo) o se puede tomar una taza de té caliente a 100 yenes.
Uno puede ir al baño en todos los albergues pero se pide una colaboración de 100 yenes. En el caso del Tomoekan comprobamos que también hay baño tipo occidental (el resto es japonés, un agujero en el piso).
El lugar para dormir es un sector de la cabaña donde se encuentran futones con frazadas en forma continua, con un piso de cuchetas, formando una U, como si fuera una barraca del ejército.
Descenso: el camino de descenso es diferente al de ascenso desde mas o menos la 8° estación, es un poco más extenso y no está para mí muy claro donde hay que tomarlo. Seguir a la manada si la hay o consultar con alguien del albergue más próximo. Tener en cuenta que no hay agua hasta la 6° estación. Estos son los tiempos estándar:
Desde arriba hasta la 8,5°: 40 minutos
8,5° a 8°: 40 minutos
8° a 7°: 50 minutos
7° a 6°: 30 minutos
6° a 5°: 20 minutos
En nuestro caso, hicimos esos tiempos, bajamos hasta la 8,5 donde desayunamos tranquilos, después comenzamos a bajar y no paramos hasta la 5° estación.
Como llegamos temprano (nuestro bus de regreso a Shinjuku salía a las 13), almorzamos tranquilos y pudimos adelantar el regreso en una oficina que da a la playa donde estacionan los colectivos. Tarda dos horas desde allí hasta Shinjuku. Uno puede volver decepcionado o no de la ascensión, pero seguramente volverá en todos los casos cansado, así que recomendamos no programar demasiadas actividades para el regreso.
Este sitio pertenece a la ciudad de Fujiyoshida, está en inglés y de lo que vi es el más completo, al entrar allí a la derecha hay en azul unos quick links donde pueden informarse acerca de:
los horarios y precios de colectivos
alojamiento y enlaces a los albergues que tienen página web. Se pueden reservar por teléfono (dicen que hay personal que habla en inglés, no doy fe de ello) pero hay que tener en cuenta de tomar el nombre de la persona que ha tomado la reserva, ya que los fines de semana la gente literalmente se amontona.
Pronóstico meteorológico
El equipo necesario para el ascenso
También pueden ver un mapa del ascenso con datos, fotos e incluso las imágenes de una cámara web en vivo.
Este es el sitio de la revista Nipponia N°35, dedicada al Monte Fuji, tiene muy buena información y la ventaja de estar en español. Uno de los artículos es la crónica directa de una persona, brinda datos precisos.
El domingo pasado estuvimos leyendo un pequeño ensayo que describía el antiguo ritual japonés del Shinto que se realiza para “aquietar la tierra”. Es un rito fundacional, que consiste en erigir un montículo de arena en cuya cima se colocan unas ramitas de sakaki, el arbusto sagrado por excelencia que tiene múltiples usos rituales. La idea de la ceremonia es llevar armonía a un nuevo emplazamiento humano, o recibir al kami para que ayude a la buena cosecha. Su simbolismo profundo se refiere a la estabilidad, tan necesaria para la regeneración y la continuidad de la vida en la tierra. Pero nunca lo hubiéramos comprendido en su forma literal de “aquietar la tierra” hasta ayer, a las 10:13 de la mañana.
Estaba sentado tranquilamente en un sillón del living del departamento (vivimos en el primer piso) cuando siento que el piso se mueve, claramente, provocando una especie de sonido silencioso. La llamo a Laura y le digo: “Sentís?”. Es como que al principio no nos damos cuenta (a pesar de que el movimiento es muy obvio) por la sencilla razón de que nunca habíamos pasado por esa experiencia. En nuestra mente no hay registro de que la tierra pueda moverse, hasta que pasados unos instantes, aparecen los pensamientos: “Estamos en Japón, es un terremoto!”. Un poco de susto, y de liberación de adrenalina, se siente el ruido de algunos objetos al moverse, y al cabo de medio minuto, la tierra vuelve a estar tranquila. A la tarde se vuelve a sentir, alrededor de las 15:30, pero es mas leve y dura un poco menos.
No pasan 5 minutos del temblor y en la televisión se ven las primeras imágenes, se observa como tiembla una cámara (que pensamos debe ser del sistema de control sísmico), ¡y como temblaba! Una de las recomendaciones ante estas catástrofes es mantenerse en el interior de las viviendas y encender el televisor, por donde comunican a toda la población lo que ha sucedido y los pasos a seguir en el caso de que haya sido un fenómeno local.
Así que nos enteramos que el epicentro estuvo en el mar del Japón frente a las costas de Niigata, la prefectura vecina que está al norte de Nagano. En el enlace inferior de GoogleMaps podrán ubicarse (por alguna razón misteriosa, deben hacer click en un recuadro vacío que está arriba, debajo del título de esta entrada, perdón por los inconvenientes). La flecha verde indica la localización de la ciudad de Nagano. Al norte, y pegada a la prefectura de Nagano, se encuentra Niigata.
El anterior terremoto fuerte fue hace muy poco, el 25 de marzo, en la misma región, en la prefectura de Kanazawa, aunque por la forma en que se propagó el temblor afectó más que nada a la ciudad de Toyama. Pueden ver en la imagen inferior de Google Hearth la localización (aproximada y casera) de ambos epicentros, la ciudad de Toyama (a la derecha del epicentro del primer terremoto) y Nagano (centro de la imagen), situada a menos de 90 km del epicentro. Para que los rosarinos se den una idea, es como si el epicentro hubiera sido en Ramallo. En ambos casos la propagación del sismo se produjo desde el epicentro hacia el noreste, en diagonal. Según lo que podemos entender, eso se debe a la forma en que están ubicadas las placas tectónicas que están chocando y originan los temblores, en este caso la placa ubicada al sudeste de la zona se “sube” encima de la placa ubicada al noroeste. Espero que se entienda. Desde 1930 más o menos ocurrieron en la zona 7 terremotos, los dos últimos este año, ¡que puntería la nuestra! El último alcanzó los 6.8 en la escala Richter. Una de las cosas que me enteré a raíz de esto es que esa escala, la cual se utilizó para medir el fenómeno en este caso, es una fórmula matemática que sirve para medir la magnitud o amplitud del temblor y no la intensidad como en el caso de la escala Mercalli que consiste en la observación de los efectos físicos del temblor. Además, fue desarrollada en California y se le critica que sólo puede dar cuenta con exactitud del fenómeno en esa precisa región, es decir, que tiene en cuenta la configuración física del lugar. Para los que quieren satisfacer un poco su curiosidad científica, prueben en este sitio de la Wikipedia en español: http://es.wikipedia.org/wiki/Escala_sismol%C3%B3gica_de_Richter.
La imagen inferior muestra la ubicación de la ciudad más afectada, Kashiwazaki, en relación al epicentro. Cerca de allí se encuentra la central nuclear (la energía eléctrica de Japón proviene en su mayor parte de centrales nucleares) que sufrió un incendio (debido al terremoto) en uno de sus transformadores. A pesar de que fue controlado en un par de horas, se admitió que se había volcado agua radioactiva al mar de Japón, aunque aclarando que el índice de contaminación era bajo e inofensivo (dentro de unos años sale un nuevo Godzilla de allí).
Abajo podrán ver unas imágenes que filmamos de la televisión, así que disculpen los errores técnicos (como el ruido de la silla que se corre o el reflejo del fluorescente). El primero muestra como la tierra allí se elevó casi un metro, afectando la red de agua potable. Se ve a un chico abriendo la canilla y no sale nada. En el otro se ven imágenes de la ciudad más afectada, donde las casas tradicionales más vulnerables se han caído. Se ven restos de los techos de tejas y vistas generales de la zona afectada.
Durante todo el día la televisión mostró imágenes increíbles de vías alteradas, rutas levantadas, una sección de vías tapada por completo por un inmenso desprendimiento de tierra, techos de casas que en su caída fueron a parar a la mitad de la calle, como así también de los centros donde se aloja a los 8000 evacuados que han perdido o corren riesgo de perder sus casas. Las personas fallecidas fueron 7 y todos ellos ancianos, la franja más vulnerable para catástrofes de esta magnitud donde a veces la rapidez de reflejos puede salvarte. Muchos testigos de grandes catástrofes como ésta admiten que han sentido una gran euforia mientras pasan por la misma, lo recuerdo muy bien en el caso de los que sobrevivieron al atentado a las Torres Gemelas. Creo que la mayoría de la gente siente así, uno luego que todo pasó se queda con cierto deseo oculto y retorcido de que el hecho vuelva a pasar, y es que el cuerpo reacciona a la medida del evento, una gran energía es disparada, química y psíquica si podemos hacer la diferencia, y eso es justamente lo que nos hace vivir el momento con gran intensidad. Para decirlo más sintéticamente, esos momentos son críticos pero nos despiertan. Realmente esa energía que se despliega es lo que nos permite sobrevivir a momentos de crisis y peligro. Al mismo tiempo el terremoto nos recuerda varias cosas: lo grandioso que es el planeta que habitamos, la gran fuerza que se halla en la naturaleza y el necesario respeto y humildad que debemos tener quienes vivimos aquí, en el hogar planetario.
De alguna forma se apoderó de nosotros la idea de que ir a Japón y no visitar el monte Fuji es como viajar a Egipto y no visitar las pirámides de Gizeh. Postales, fotos, propagandas en TV, remeras, pinturas, estampas, por todas partes recibimos el llamado del monte sagrado. ¿Cómo desoírlo entonces? ¿Cómo ignorar la presencia majestuosa de ese arquetipo que aunque lo veamos despiertos, parece salido de un sueño?
Acudimos al llamado entonces, comenzando nuestra moderna peregrinación el pasado 9 de julio. La temporada de ascensión apenas había comenzado, y esperábamos que un lunes no hubiera tanta gente ascendiendo como la que habíamos visto en algunas fotos. Es que durante los meses de julio y agosto, cuando se permite subir al monte, cerca de 300000 personas se lanzan a la ascensión, un promedio de 5000 personas por día no contribuía para nada a nuestra imagen romántica del viejo peregrino subiendo con su bastón hasta la cima. Tampoco contribuían las decenas de colectivos y edificios que encontramos en la 5° estación, un complejo de restaurantes y negocios situados a 2400 metros de altura, 400 metros por encima del Cerro Uritorco o el Catedral, las máximas alturas que habíamos llegado hacia unos años atrás. Igualmente faltaba bastante para llegar a la cima, a casi 3800 metros. Por eso decidimos tomar un bus hasta allí y no comenzar la ascensión desde la base, cosa que nos demandaría 10 horas en forma continua.
Comenzamos a ascender desde allí a las 13:30. Al principio nos cruzamos con bastante gente que regresa y nos saluda con un alegre Konnichiwa! Se respira un ambiente de camaradería. La primer etapa, entre la 5 y la 6° estación es bastante agradable, un camino que discurre en medio del bosque. Es amplio, absoluta y exageradamente señalizado. Nada que ver con las picadas de los cerros argentinos. Eso le brinda artificialidad al paisaje, pero al mismo tiempo, si pensamos en la cantidad de gente que sube, sería un infierno para los encargados de la seguridad si no estuviera marcado el camino con tanta claridad. Además, el suelo es piedra volcánica suelta, por lo tanto también se han construido a lo largo del camino decenas de defensas y muros que hacen que no se produzcan movimientos de tierra.
Llegamos a la estación 6° en apenas 30 minutos. Como las construcciones que siguen, es una especie de cabaña larga con la espalda incrustada en la montaña. Compramos una botella de agua a 300 yenes (el precio normal es 120) porque sabemos que cuanto más arriba estemos más cara saldrá, ¡Cómo se extraña el agua fresca y pura (y gratis) del arroyo del Cerro Catedral! El paisaje ya ha cambiado bastante, se ven algunas notas verdes en la inmensidad de la superficie negra y roja del volcán. La visión es bastante surrealista, más que nada por la densa neblina que estamos atravesando, por momentos podemos ver a sólo 10 metros. Estamos perdidos en las nubes. Ahora sé como viven algunas personas.
Sólo nos queda…seguir subiendo. Cada vez se torna más pesado el ascenso. El oxígeno parece que empezara a escasear, eso se traduce en dolor de cabeza. Así llegamos a la estación séptima, a 2700 metros. Desde aquí los distintos albergues se suceden, 100 metros más y pasamos por el albergue Toriiso, reconocido por el torii rojo que se ve desde lejos (foto derecha)
Desde aquí podemos ver la densa capa de nubes que ha quedado abajo.
Continuamos, el ascenso se ha vuelto más escarpado, extensos manchones de nieve se pueden ver a lo lejos, mientras el sol parece que va a desaparecer tras la línea de la pendiente.
Pero es temprano aún, hacia las 4 de la tarde llegamos casi a la 8° estación, a unos 3000 metros de altura. Tiempo de merienda, un poco de descanso y a seguir hacia el albergue que habíamos reservado. Antes aprovechamos para sacarle una foto a la flor silvestre que habita en las alturas. A partir de allí no hay más vegetación. A las 6 de la tarde llegamos al albergue Tomoekan, a 3360 metros de altura. Nos reciben con una tasa de te verde caliente. Los “aposentos” son colectivos, una especie de cama cucheta grupal sin separación alguna entre un futón y otro. Ya no queda mucho por hacer, la tarde cae y el cansancio hace presión para que la hora de acostarse llegue pronto. Son las 8 de la noche y nos hemos acostado. Como lo habíamos previsto, un lunes a comienzo de temporada no hay mucha gente subiendo. Debe resultar imposible pernoctar allí un fin de semana, dicen que la gente no tiene espacio siquiera para darse vuelta cuando duerme. A pesar de ello, no descansamos muy bien, el futón es duro, no tanto como el piso de una carpa pero casi, y más que nada, la disciplina de los escaladores: está oscuro y suenan los primeros despertadores. Estamos a 80 minutos de la cima, pero como el sol sale aproximadamente a las 4:30, mucha gente desea verlo desde la cima. Nos levantamos para ver la hora…son las 2:15! Una parte de mí dice que me vuelva a acostar, la otra parte está dormida, así que seguimos durmiendo. A las 4 de la mañana hay más movimiento, la mayoría de la gente se está levantando. Sigue estando oscuro, está lloviendo, no hay muchas posibilidades de ver el sol ni en la cima ni en ninguna parte. Pero sucede un milagro, por escasos minutos, el Atón nos sonríe, tímidamente. Aunque no ha parado de llover, y no parará por largo rato.
Desayunamos, y las 5 emprendemos el tramo final, llego la hora de poner a prueba los pilotos.
La situación se va complicando, el cansancio, el haber dormido mal, la falta de oxígeno, la lluvia y el intenso viento se han confabulado contra nosotros. Nuestras piernas están empapadas, no se ve mucho, duele la cabeza, Laura está descompuesta. Después de un rato divisamos un poco más arriba un torii…pero no es el último, señala la cercanía del torii que ansiamos divisar, la del santuario Sengen Taisha Okumiya, a 3720 metros. Aún nos falta 20 minutos para llegar (aunque no lo sabemos) y Laura decide quedarse allí. Así que me pongo en modo planta trepadora y continúo, contra lluvia y viento y evitando mover bruscamente la cabeza ya que el dolor es grande. Por fin, veo un poco más arriba, dentro de ese limbo gris, el torii más alto de Japón, con los leones a cada costado, que marcan el principio y el final, el fin del ascenso y el comienzo del descenso, ya que la visibilidad es tan escasa que por detrás del santuario el cráter del volcán no aparece, aunque tenga 2 Km. de circunferencia. Llevaría una hora dar la vuelta, pero no tiene sentido, no se ve nada y mis pantalones y zapatillas están mojados. Al menos Descubrí varias leyes físicas, entre ellas:
a medida que uno asciende también desciende la temperatura, hacía 25° en la base de la montaña y 5° en la cima, ésta se relaciona con la segunda ley:
a medida que uno asciende, aumenta la cantidad de ropa que uno lleva puesta
la altura es directamente proporcional al costo en yenes de las botellitas de agua mineral
la altura es directamente proporcional a la cantidad de veces por minuto que pensamos ¿Qué estoy haciendo acá arriba?
la altura es inversamente proporcional a las posibilidades de dormir en una cama cómoda y agradable
la posibilidad de precipitaciones aumenta a medida que nos alejamos de un techo o albergue
Mientras tanto, el volcán que descansa sigue impasible, inadvertido como en la famosa estampa de Hokusai, donde cuesta darse cuenta de ese testigo impasible, cuyos colores invernales se confunden con las furiosas olas. La imagen marca simbólicamente el contraste entre el dominio de lo sagrado, la tranquila y ecuánime montaña, y el agitado drama humano de los pescadores que se debaten entre la vida y la muerte.
El Fujisan, seguirá envuelto en la belleza misteriosa que sólo se puede ver de lejos, llegar hasta allí ese día fue como haberse alejado del monte sagrado, ya que estábamos en una nube de lluvia, viento y frío. Pero al fin y al cabo, ese sea quizás el secreto de la peregrinación y de la austeridad, perderse para volverse a encontrar…