viernes, 8 de junio de 2007

Matsumoto blanco






Un día de diciembre me levanté y parecía que me hubiera despertado en otra ciudad. El panorama había cambiado completamente. Los árboles, los autos, las casas, tenían un manto espeso de nieve. Esa misma mañana salí para hacer mi rutina en la universidad y aunque el camino que recorría era el de siempre, parecía estar en otra ciudad. La nieve llegaba hasta la altura de la rodilla. Era increíble como la nieve había cambiado la fisonomía del paisaje. Lo primero que querés hacer es revolcarte en la nieve, porque se la ve blanda, fresca, espumosa, ahí brota el niño interior. Veíamos desde la ventana del aula a los chicos jugar con la nieve, pero la profesora no nos dejaba salir, auqnue al final accedió a dejarnor salir 10 minutos antes del recreo...y se armó la guerra de los copos de nieve!
Luego aproveche la oportunidad para sacar fotos de la ciudad, por ejemplo la del castillo de Matsumoto, ya al atardecer, que aparece en la otra entrada.

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