sábado, 26 de enero de 2008

El palacio del castillo Nijo

Entrada al palacio Ninomaru

Seguramente tenemos alguna imagen de los palacios europeos del siglo XVII, son famosos los palacios franceses como el de Versalles o el de Luxemburgo. Para refrescar la memoria pueden visitar este último haciendo click aquí. El lujo allí es tal que causa tanto admiración como indignación, si pensamos en las condiciones en que vivía la mayoría de la población. En fin, toda esa profusión de oro, mármol, piedras preciosas, delicados tapices y coloridas pinturas no dejan un mínimo lugar vacío. Estas impresiones brotaron cuando visitamos el complejo del palacio y castillo de Nijo en plena ciudad de Kyoto. ¿Se imaginan el lujo japonés? Ciertamente para ellos el palacio resultaba un lujo, acostumbrados a tanta sencillez y mesura no solo en la arquitectura sino en todos los aspectos de la vida. También allí descubrimos el dorado y las pinturas, no tan coloridas como en Europa auqnue ciertamente bellas.
Hagamos un poco de historia primero. El castillo marca el comienzo y el fin de una era, la era del shogunado o gobierno militar Tokugawa, y el ultimo de los tres que hubo en toda la historia de Japón. Su nombre se debe al clan reinante, cuyo fundador fue Tokugawa Ieyasu. Las guerras intestinas de las décadas previas habían casi destruido al país. Ya a finales del siglo XVI las rivalidades que se disputaban el control se habían agrupado en dos grandes bandos, lo que sugería un pronto final y definitivo. Ese final tiene nombre: Sekigahara, una de las batallas mas grandes entre samurais disputada en octubre del 1600, así terminaba en forma precisa un siglo y toda una época. En grupo de clanes del oriente liderados por Ieyasu se alzo con la victoria, el poder y la riqueza que ello suponía. Un producto de esa riqueza adquirida es el palacio y el castillo de Nijo. Efectivamente, unos meses después de la famosa batalla, Ieyasu ordena a todos los señores feudales del bando occidental sobrevivientes comenzar a construir el castillo, es concluido en 1603. Un par de décadas mas tarde se agregaron dos palacios y la torre del castillo, aunque esta ultima se destruyo por completo en 1750. En 1788 paso lo mismo con el palacio Hommaru, que fue reconstruido a mediados del siglo XIX. El capitulo mas importante de la historia del complejo se escribió en 1867, cuando Tokugawa Yoshinobu, el 15 shogun de la dinastía, llama a los señores feudales mas importantes de todo Japón para anunciar que el shogunado ha llegado a su fin y se devuelve la soberanía completa al emperador. Así se iniciaría la era Meiji, que conduciría al país a la modernización y a la obtención de un rol fundamental en el escenario mundial.


Plano del complejo encerrado por un largo muro y un foso. A la derecha se encuentra el palacio Ninomaru, que se escalona sobre el jardín con el estanque. Atravesando el foso central se llega al palacio Honmaru, que posee un jardín. En el angulo sudoeste el sitio de emplazamiento de la torre, hoy desaparecida. Al norte del complejo se encuentra el jardín Seiryu-en, al que se llega luego de recorrer un sendero flanqueado por camelias.



El recorrido por el complejo comienza por el palacio Ninomaru, el edificio más rico e interesante. La forma de sus techos con una ligera curva le da un aire elegante. Algunos números: tiene 3300 metros cuadrados y 33 cuartos de diferentes tamaños. Entre ellos se encuentran la cocina y el almacén, salones de recepción, de espera, de audiencias, la sala destinada a los mensajeros, las oficinas de los ministros y las habitaciones donde el shogun comía y dormía.
En los salones principales nos encontramos con el "lujo" japonés. Los salones prácticamente no poseen ningún mobiliario. El suelo esta cubierto por las tradicionales esteras llamadas tatami, que no solo sirven para cubrir los pisos de madera sino también le brindan el patrón de medida. Cada tatami tiene 1,80 x 0,90 metros, de allí que se hable de habitaciones de 6, 10, 50 tatamis. Los salones de audiencia y recepción poseen dos niveles e indica la jerarquía, en el inferior se sentaban sobre los tatamis los señores feudales, ministros y otros servidores en una ubicación completamente establecida por el protocolo jerárquico. En el más elevado se sentaba el shogun obviamente aunque no nos debemos imaginar ningún gran asiento, la única diferencia era un pequeño apoyabrazos de madera. La decoración del techo consiste en una sucesión regular de cuadrados pintados con motivos geométricos y florales. Abunda el dorado aunque no en exceso. Lo que causa mayor admiración son los paneles pintados por todo el perímetro de cada salón. Pilares de madera dividen a la pared en forma horizontal y vertical, formando cuadrados y rectángulos que se han pintado por completo, como podemos ver en la fotografía interior.

Paneles corredizos con la imagen de un enorme pino y un halcón protegiendo a sus crías

Todas las pinturas representan motivos paisajísticos, árboles en diferentes épocas del año como cerezos o ciruelos en flor, pinos, bambúes y campos de arroz (se divisan en la pintura izquierda). En todas las escenas aparece algún animal como patos, grullas, halcones, pavos reales y tigres. También se observan en la lejanía algunos pabellones, montañas y ríos. No hay personas en las composiciones, les queda reservado el papel de “este lado”, como observadores. La intención es simple, uno no parece estar mirando una pared, sino un paisaje exterior interrumpido solamente por los pilares de madera oscura. Da la sensación de estar al aire libre, cobijados por un sencillo pabellón sin pared alguna. Tal integración de la naturaleza en el interior del palacio aumenta en las galerías que contornean las distintas salas. A través de ellas se contempla el hermoso jardín del palacio. ¿Donde ha quedado la diferencia entre el adentro y el afuera entonces? La arquitectura ha diluido completamente esa división.


El palacio parece adentrarse en el jardín, al mismo tiempo que este penetra hacia el palacio

El jardín tiene un gran estanque con una isla central que representa la mítica isla de la bienaventuranza flanqueado por dos islas más pequeñas llamadas de las grullas y de las tortugas, dos motivos asociados con la longevidad. Pequeños puentes de piedra conectan las islas, una pequeña cascada en un ángulo del estanque complementa la composición.Vista general del jardín anexo al palacio Ninomaru

Prosiguiendo el recorrido pasamos un ancho puente de piedra sobre el foso y descubrimos el palacio interno llamado Honmaru, adherido al complejo en 1626. Como parte se incendio tuvo que ser reconstruido con un estilo mas moderno en el siglo XIX.

El palacio Honmaru y sus jardines visto desde el sitio de la antigua torre


En el ángulo sudoeste del predio hay una plataforma más elevada, allí se elevaba la torre del castillo hasta 1750, año en que se incendió.
Luego cruzamos otro puente y deambulamos por un sendero flanqueado por camelias en flor.

Finalmente llegamos al moderno jardín Seiryu-en. Fue construido en 1965, para lo cual se aprovecharon 800 rocas provenientes de la villa de un antiguo y poderoso comerciante del siglo XVII. Tiene una parte de estilo occidental que consiste en un área amplia de césped con algunos árboles por aquí y allá y otra que guarda el tradicional estilo japonés, con estanque, piedras y dos finas casas de te.



Jardín Seiryu-en, al fondo se divisan los techos de una de las casas de te

Así termina nuestra visita al palacio, en ese lugar se nos permite adentrarnos en la vida aristocrática de hace 400 años y podemos admirar y disfrutar la magnifica integración de arquitectura y naturaleza, es en ese encuentro íntimo donde todas las divisiones desaparecen.

domingo, 20 de enero de 2008

Viaje al sur

Este es un adelanto de nuestro último viaje en donde visitamos Kyoto, Himeji e Hiroshima con una breve explicación de las fotos. En las próximas semanas subiremos una entrada de cada lugar. Lo que ven aquí arriba es el jardín del palacio Ninomaru que está en el Castillo de Nijo, en el centro de Kyoto. En el centro de la foto se puede ver la protección de paja que colocan sobre las palmeras para que el frío y la nieve no las dañe.
Aquí una foto del jardín del famoso santuario Heian Jingu, también en Kyoto. En el fondo se ve el corredor de madera que cruza el estanque. Una escena de la película "El ultimo Samurai" fue filmada aquí.

A una hora y media al sur de Kyoto, visitamos el castillo de Himeji. Es considerado uno de los castillos mas lindos de Japón. La foto debajo pertenece a unas de las habitaciones del castillo donde se recreó la vida cortesana de la época medieval.
Luego nos dirigimos a Hiroshima. Las fotos, que fueron sacadas en el museo de la Paz, muestran el antes y después de la zona donde cayó la bomba atómica.

Sobre la margen izquierda del río vemos el Domo de la bomba atómica. Este edificio pertenecía a la Promoción Industrial y quedó como un icono de la explosión atómica.
Cenotafio en el Parque de la Paz y el Domo en el fondo.


Siguiendo nuestro viaje visitamos la Isla de Miyashima, a 30 minutos de Hiroshima. Esta bella isla es considerada sagrada desde tiempos inmemoriales por el pueblo japonés. El Torii naranja es el portal de entrada al Santuario Itsukushima, situado en la costa de la isla.

Un punto panorámico de la isla, es el lugar mas alto a 500 metros de altura. Desde aquí se puede ver el hermoso espectáculo que ofrece la bahía de Hiroshima.





lunes, 7 de enero de 2008

La última noche

La forma en que festeja Año Nuevo el pueblo japonés es muy diferente a lo que estamos acostumbrados. En realidad no podemos decir que sean fiestas. Si tomamos en cuenta la Navidad, como el pueblo japonés no es cristiano (hay un porcentaje minúsculo, las religiones mayoritarias son el Budismo y el shintoismo, la religión nativa de Japón) no existe una conmemoración del nacimiento de Cristo. Sí se han importado algunas costumbres, como decorar las calles, edificios y en particular los árboles: el despliegue lumínico es impresionante en algunos lugares. También se acostumbra que las parejas jóvenes se encuentran ese día: se asemeja al día de los novios que festejamos en septiembre.

Para año nuevo según la tradición se realiza la primera visita el templo para pedir deseos para el año que comienza. Allí se espera en familia que llegue el nuevo año mientras los sacerdotes repiten los sutras (recitaciones sagradas de las palabras de Buda) con voz potente. Los que no pudieron ir en ese momento van tanto al día siguiente como en los posteriores. Se da una ofrenda al templo y se pide tanto por uno y su familia como por la paz mundial.

En los templos más importantes de cada provincia se ven masas de gente haciendo una larga cola, algunos ataviados con las ropas típicas, como los kimonos. El 31 de diciembre a las 12, las campanas de los templos suenan, y los sacerdotes permiten que las personas lo hagan también. Suenan 108 campanadas (es un numero sagrado, el rosario budista tiene 108 cuentas) que, según la tradición, eliminan de los corazones todos los defectos. Es un momento muy solemne.

Una costumbre más secular es la tradición de los Nengasho, son tarjetas agradeciendo por el año que ha pasado y expresando buenos deseos para el nuevo. Lo llamativo es que estas tarjetas se reparten el mismo 1 de enero, a primera hora de la mañana. Al mediodía se acostumbra que la familia se reúna para compartir una comida especial de alimentos tradicionales que no se consume en otro momento, solo en esa ocasión.

Aproximándose al templo bajo la intensa nieve

La cola espera para llegar al Zenkoji

Las fotos superiores pertenecen al día primero de enero. A pesar de la intensa nevada que había comenzado la noche del 30 y que aún continuaba, largas filas de personas esperaban el turno para ingresar al templo Zenkoji y realizar sus rezos, pedidos y ofrendas. El Zenkoji es un templo antiguo, aunque los edificios actuales tienen 300 años. Es el más importante de la prefectura de Nagano, por lo que gente de todas partes vienen a peregrinar aquí, especialmente en estas fechas.


Se suele anudar en las ramas de los pinos aledaños al templo unos papeles llamados omikushi (foto izquierda) que contienen una suerte de predicción sobre el futuro de la persona. Si es buena la gente se la lleva a su casa, pero si es un mal augurio hay que dejarla en el templo para que las deidades del mismo se encarguen de revertir el futuro.


Hilera de faroles de piedra contiguos al templo

Techo de los templos secundarios cubiertos por la nieve

Una camelia asoma entre la intensa nevada

El video siguiente es una compilación de imágenes tomadas de la televisión japonesa. Se trata de un programa en vivo que muestra como pasan los japoneses de las diferentes regiones las últimas horas del año y el comienzo del nuevo. Van a observar como se dirigen a los distintos templos, como el de Asakusa en Tokyo, el Byodo In en Uji, cerca de Kyoto, el Hasedera en Kamakura y otros, como el de la prefectura de Niigata (donde ocurrió el último terremoto) donde se ve a los sacerdotes realizando un encendido recitado dedicado a conjurar futuros terremotos. También se ve tocar en repetidas ocasiones la gran campana de cada templo empujando un tronco de madera.

Es interesante la escena en donde los monjes recitan mientras en el altar se descubre la estatua de Buda lentamente. Luego, precisamente a las 12 en punto se muestra el templo de Tokio y la gente que corre a arrojar monedas en las amplias arcas de madera que están delante del recinto principal. Incluso se ve que una familia ha llevado consigo a un integrante peludo de la misma. Hemos visto a muchas personas llevar su mascota perruna el 1° de enero y los días siguientes. Inmediatamente los presentadores del programa desean feliz año a todos los televidentes. Las últimas imágenes son del Byodo In reflejándose en el estanque y un grupo de personas tocando una campana. Que lo disfruten.